martes, 10 de abril de 2012

El tren 4

CONTINUACIÓN...


La historia comenzó aquí, siguió aquí y aquí.


Poco a poco, fui recobrando todos los sentidos. Sentí la maleza húmeda entre mis dedos. Acerqué mis manos a la cara. Eran de un color verdoso. Palpé detenidamente mi rostro, que me pareció mucho más joven de lo que recordaba. Los duendecillos parecían extrañados al ver mi reacción. Hablaban entre sí y no lograba entender lo que decían. No sabía qué querían exactamente de mí. Intenté hablar, pero no pude articular ninguna palabra. Me sentí ahogado, totalmente incapaz de hablar. Finalmente, uno de ellos se adelantó al resto y dio un paso hacia donde me encontraba. Pareció dudar unos instantes y finalmente habló en un idioma que pude entender. No sé explicar muy bien cómo pasó. No hablaban mi idioma, pero podía entender aquella lengua.


- Llegas muy tarde -dijo-. No podemos estar aquí todo el día. No es seguro -buscó una mirada de aprobación del resto-. Vamos, levanta. Aún queda mucho para llegar al brujo. Realmente tienes una pinta espantosa con ese color.


Me levanté. Comparado con ellos, era casi el doble de alto. Empezaron a correr echando vistazos hacia atrás para comprobar que les seguía. No tenía otra alternativa. No sabía donde estaba y no me apetecía saber las razones que llevaron a aquel hombrecillo a decir que quedarse allí no era seguro.


CONTINUARÁ...


No hay comentarios: